Japón marca un nuevo precedente en la preparación ante los terremotos

“La advertencia de megaterremoto emitida por la Agencia Meteorológica de Japón (JMA) no se basa en ninguna nueva tecnología, como se ha informado erróneamente en algunos medios de comunicación en Chile. En realidad, es el resultado de un logro significativo que integra un extenso registro histórico de terremotos, que abarca aproximadamente 1.500 años de documentación, junto con el avanzado sistema de monitoreo sismológico japonés”.

El 8 de agosto de 2024, Japón fue colocado bajo una advertencia sin precedentes de un megaterremoto (sismo de magnitud mayor a Mw 8.5) tras un sismo de magnitud 7.1 que sacudió la costa de Kyushu, en la zona de subducción de Nankai. Este evento representa un hito significativo en la gestión de la preparación ante la potencial ocurrencia de terremotos y tsunamis. Sin embargo, las interpretaciones difundidas en algunos medios nacionales han sido inexactas y confusas.

La advertencia de megaterremoto emitida por la Agencia Meteorológica de Japón (JMA) no se basa en ninguna nueva tecnología, como se ha informado erróneamente en algunos medios de comunicación en Chile. En realidad, es el resultado de un logro significativo que integra un extenso registro histórico de terremotos, que abarca aproximadamente 1.,500 años de documentación, junto con el avanzado sistema de monitoreo sismológico japonés. Esta combinación ha permitido caracterizar la recurrencia de sismos en diversas regiones y estimar las probabilidades de ocurrencia de grandes terremotos en las próximas décadas.

Después del gran terremoto de Tohoku Oki en 2011 (Mw 9.1), Japón implementó un nuevo sistema de información sísmica que no solo considera la probabilidad de un terremoto en un periodo de tiempo determinado, sino que también toma en cuenta la ocurrencia de sismos que podrían ser precursores o de eventos de deformación anómala (como un terremoto lento), los cuales pueden aumentar la probabilidad de que ocurra un gran terremoto en el corto plazo.

El análisis global de terremotos entre 1904 y 2014 revela que ocurrieron 103 terremotos sismos con magnitud superior a 8. De estos, 7 se produjeron a menos de 50 km de otro gran terremoto anterior, lo que sugiere que un 6,7% de estos eventos pueden haber sido desencadenados por un sismo previo de la misma magnitud. Asimismo, durante ese mismo periodo, se registraron 1.437 terremotos con magnitud superior a 7. De ellos, 6 fueron seguidos por un sismo de magnitud mayor a 7.8 en un radio de 50 km, lo que indica una probabilidad del 0,4% de que un terremoto de magnitud 7 sea precursor de un evento aún mayor.

En la zona de Nankai, la JMA estima, basándose en datos geológicos, terremotos históricos y la sismicidad actual, que hay un 70-80% de probabilidad de que ocurra un terremoto de  magnitud mayor a 8 en los próximos 30 años. Esto equivale a una probabilidad de casi 0,1%   por semana. Basado en esta información, Japón ha diseñado su sistema de alertas sísmicas con diferentes niveles de advertencia y preparación según la probabilidad de que ocurran grandes terremotos. Por ejemplo, si ocurre un terremoto sismo de magnitud superior a 8, este aumenta en un 6.7% la probabilidad de que se produzca un megaterremoto, y el sistema emite una «alerta» por un periodo de 2 horas a 1 semana, recomendando prepararse de inmediato y considerar una posible evacuación debido al mayor riesgo de otro gran sismo. 

Si ocurre un terremoto de magnitud entre 7 y 7.8, la probabilidad de un gran terremoto sismo aumenta en un 0.4%, y se declara un estado de «atención» durante 1 a 2 semanas, instando a la población a estar alerta y consciente del riesgo, aunque pueden continuar con sus actividades normales, pero con mayor precaución. Este enfoque permite que tanto las autoridades como la población ajusten sus respuestas a medida que la amenaza aumenta. Este último estado de «atención» fue emitido por la JMA después del sismo de magnitud 7.1 en Nankai, ya que la probabilidad de que ocurriera un terremoto de magnitud 8 aumentó del 0,1% al 0,5% por semana, es decir, un incremento de 5 veces. Es importante aclarar que fue una «atención», no una «alerta», ni tampoco una predicción. Esta implementación es un gran avance y ha sido ampliamente elogiada por la comunidad científica.

¿Qué nos falta en Chile para implementar este protocolo? Necesitamos mejorar la caracterización de la probabilidad de ocurrencia de terremotos, y para ello es fundamental ampliar el registro temporal de terremotos pasados, lo que nos permitirá entender mejor la recurrencia de sismos en diferentes zonas del país. A diferencia de Japón, nuestra historia escrita no supera los 500 años, y los grandes terremotos en Chile tienen una recurrencia que varía entre 100 y 500 años. Además, es necesario avanzar en la caracterización de la sismicidad y el movimiento de las fallas en tiempo real. Los avances de Japón serán fundamentales para mejorar nuestros sistemas de alerta sísmica y para desarrollar nuevas tecnologías de análisis y monitoreo. FUENTE CIPER

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